CRÍTICAS
THE ARTIST
Esa peli de la que todos hablan y por la que todos enmudecen
Dirigida por Michel Hazanavicius, y protagonizada por Jean Dujardin y Berenice Bejo, The artist es una película ambientada en los años 20 sobre el tránsito del cine mudo al sonoro, francesa, en blanco y negro y muda. Espera, ¿en blanco y negro?, ¿MUDA? Pues sí, y ahí dónde la ves, es un éxito de público (que no de taquilla) y crítica, y opta a nada más y nada menos que a 10 óscares de la Academia de Jólibud. El cine mudo está de moda (jejé, “mudo-moda”, decidlo muchas veces seguidas y rápido; “¡qué gilipollez!” pensaréis, pues ahora haced lo mismo pero con “raya-rollo”, y quien sea capaz de decirlo sin lenguarse la traba que me lo diga, y recibirá de mi parte y con todo mi orgullo un jamón de zarigüeya, ea)**, porque el año que viene tendremos, al menos, hasta otras dos películas de similares características: una americana con Isabella RoSsellini, y una de las veinte mil adaptaciones de Blancanieves que se vienen, española y con la Verdú, ya veremos si repiten tanto éxito. Sobre The artist, todavía no puedo juzgar si es la más indicada para ganar el óscar, pero si lo hace, será la primera vez en tres años que sienta que la ganadora de verdad lo merece.
El título de la crítica (atentos, poesía en su máxima expresión), en verdad, es una mentira inefable. Es cierto que durante la proyección no he escuchado ni mu, pero después de la peli, aunque la tónica es que a todos deja sin palabras, hay unos pocos que ponen el grito en el cielo, y prometo que ya dejo de hilvanar frases hechas tan cutremente. Entre estos está el señor de la cursiva que dice que es previsible y ñoña, y yo le digo que vale, que muy bien por él y que si quiere morcilla. Pero en cierto modo no le falta razón, aunque más que ñoña yo diría que es bonita: es una peli BO-NI-TA (ahí, recreándonos en la palabra).
Y es bonita por contar una historia bonita que apela a la nostalgia, tener una música bonita y contar un aparato técnico y artístico muy chachi. A nivel técnico destaco la fotografía y algunos encuadres, y en el plano interpretativo he de soltar un “oh-la-lá”, un “bravo” y un “ole tus huevos” por Jean Dujardin que se come la pantalla: en la primera escena, que sale de un creído y orgulloso total dejándose adorar en la platea por sus espectadores, y que en otras circunstancias habría mandado a Eli Roth a que hiciera de su cara un colador, no puedes dejar de sonreír y querer que siga haciendo el payaso: pedazo de actuación, sí señor, un artista. Y mi Berenice ya ha entrado a mi lista de amores platónicos, qué mujer más encantadora. Y por supuesto, ese perro molón, Uggy, que debería estar nominado a mejor actor secundario y al que le presentaría a la pazguata de mi perra Laica para que hicieran patitas y dos meses después apañar un camada simpática de Laicuggies (que por el nombre también podría ser una marca de pañales).
Pero no solo es bonita, resulta también un experimento arriesgado y temerario, pero que sin duda le ha salido muy bien a Hazanavicius, pues no llega a ser silente y esta peli no se come ni un rosco. En esto y en ciertos momentos en los que rompe con las reglas primordiales de la peli* (no lo digo porque aunque pueda parecer una gilipollez yo lo considero spoiler, así que os lo dejo en una post-data) reside su magia, elevándose a una dimensión metacinematográfica muy interesante y que le otorga la chispa que a veces (muy pocas casi ninguna) pierde la película.
Vale, puede la historia está algo trillada y los golpes de efectos son los que y se utilizan donde se esperan, pero, ¿y qué? Cuando una película te hace sentir tan bien que al salir de la sala vas tarareando la banda sonora mientras piensas que tienes que aprender a bailar claqué con la posibilidad de que sin darte cuenta vayas haciendo ciertos movimientos extraños imitadores de tal danza con una sonrisa de gilipollas de oreja a oreja, una de dos: o no estás muy bien de la cabeza o acabas de ver una señora película.
NOTA: 8
Lo mejor: Juanito jardinero, Berenice Bejo, Uggy, esos momentos “rebeldes”*, la escena final y que se disfruta a montones.
Lo peor: Historia un pelín floja, pero nada importante. No es la obra maestra que se pregona, pero casi.
PD: He escrito la crítica en un documento Word y cada vez que he escrito la palabra “artist” (como ahora) me la ha corregido automáticamente por “artista”. ¡Gracias, Microsoft, yo también te quiero, cabronazo!
PD2: *Posible SPOILER: me refiero, por si no lo he dejado claro, a los momentos que no son precisamente silentes y cómo juega con ello Hazanavicius. Lo mejor de la peli.
PD3: **¿Habéis visto qué manera de rellenar líneas tan profesional? ¡Estoy a un paso de convertirme en un crítico de verdad!
PD4: Curiosa avalancha de entradas que me estoy pegando, ¿no creéis? Quizás se deba a un resurgimiento de mi espírituo periodístico y crítico... o a que quiero retrasar lo máximo posible el ponerme a estudiar para los exámenes de febrero. Soy tan vago que con tal de no hacer nada, trabajo. Ay... ¿ya vale de tanta postdata, ¿no? ¡Saludos!.